Para conseguir esto, haré una analogía con la informática que es cada vez más común en nuestra vida. Todo se simplifica en la necesidad o acto de comunicar.
La comunicación es entre otras cosas, la capacidad de compartir información, datos, señales y códigos. Dicho de esta forma pareciera muy frío, pero antes de entrar con el tema de las emociones y los instintos, voy a iniciar con la parte mecánica y fisiológica de esta comunicación.
Lo explicaré de una forma lo más simple posible. Nosotros tenemos un cerebro el cual realiza diferentes funciones cognitivas, y si lo comparamos con un ordenador (computadora), diríamos que este es el hardware, o sea la parte tangible que podría tocarse, y el software es la parte no tangible, sería nuestro conocimiento, nuestros pensamientos, ideas, motivaciones, al igual que en nuestro ordenador serían los programas, la información que se encuentra en la memoria del disco duro. Ahora bien, hay una parte que es la que necesita comunicarse, y ese es nuestro YO, que en el caso de la informática es el usuario.
Para realizar esto se requiere de una interfaz de comunicación, un lenguaje que permita que tanto el ordenador como el usuario puedan entenderse, a pesar de que tengan un lenguaje diferente.
Los ordenadores utilizan un código binario para procesar toda la información (I-0) y para comunicarse el ordenador y el usuario utilizan el sistema operativo (Windows, Mac, Linux, etc.…)
De la misma forma nosotros requerimos de un lenguaje de comunicación para que nuestro Yo y nuestro cerebro puedan funcionar sincrónicamente y entenderse, pero esto al parecer no es tan simple como con un ordenador, ya que hay otros elementos que interactúan con nosotros, como son las emociones y los instintos.
Para entender el funcionamiento de la parte cognitiva, empezaré describiendo el lado izquierdo y derecho del cerebro.
En el lado izquierdo se realizan las tareas lógicas, matemáticas, el habla, la escritura, la numeración, etc. Las personas abocadas a los números, leyes, la ciencia, la mecánica, desarrollan más esta parte de su cerebro.
El lado derecho por otro lado controla la visión espacial, lo no verbal, es mucho más sensorial, emocional, controla las habilidades visuales y sonoras, como se requiere en las artes plásticas y la música, es donde se centra el pensamiento mágico y creativo. Las personas dedicadas al arte y a la filosofía, desarrollan más esta parte de su cerebro.
Lo normal es que utilicemos ambos lóbulos cerebrales, aunque desarrollemos uno mas que otro. No podríamos vivir sin ambos. Aunque algunas personas con una lesión o problema neurológico logran sobrevivir un tiempo.
Estos dos lóbulos se conectan a través del cuerpo calloso, y por medio de este intercambian información, de esta forma se puede interpretar y concebir la realidad con la que interactúan.
Pero tenemos una tercera parte, a la que llamamos el YO y es complicado determinar en donde se encuentra en el cerebro, o fuera de este, porque descubrir eso sería un hallazgo de premio Nobel, los científicos creen que ahí reside la "conciencia", y aún no se ha podido determinar exactamente que es y en que consiste eso.
Sin embargo, si hay herramientas de comunicación que nos pueden ayudar a poder determinar cognitivamente la ruta que utiliza nuestro cerebro cuando es estimulado con la comunicación, aquí la PNL ha sido de ayuda.
Cuando nosotros preguntamos ¿Qué piensas...? el cerebro tiende a utilizar sus recursos del lado izquierdo, pero cuando preguntamos ¿Qué crees...? es el lado derecho el que responde.
Cuando una persona responde... “no pienso nada”, o cuestiona con “¿Cómo que, qué creo?” esa respuesta ya te está respondiendo como mecaniza su cerebro sus funciones.
Cosa muy diferente es si haces la misma pregunta empezando con; ¿Qué sientes...? y ahí puede sorprendernos la reacción de la persona, porque bajará sus ojos y después recurrirá al lado izquierdo y al derecho para contestar, sino tiene claro cómo contestar esa pregunta.
Los ojos ventanas del alma.
Cuando una persona ante la pregunta ¿qué piensa…? Si sus ojos van hacia su izquierda, veremos que tiene una respuesta para esa pregunta que previamente ha analizado, pero si sus ojos se mueven al lado derecho, es que no tiene ni idea de lo que le preguntamos y recurrirá a la parte creativa de su cerebro para formular una respuesta.
Cuando preguntamos ¿qué cree…? Aunque sea la misma pregunta, inmediatamente si sus ojos se mueven al lado derecho buscando la respuesta en su parte creativa, la respuesta requiere cierta profundidad y se recurre a la parte filosófica y espacial. En este caso si los ojos se mueven a lado izquierdo, quiere decir que tiene una respuesta previamente analizada y razonada, y puede contestar la pregunta como si le hubiéramos preguntado qué piensa… pero si insistimos en preguntarle: sí, pero que crees podremos ver como su respuesta se modifica, si es una persona demasiado racional, preguntará; “Pero ¿no entiendo… que quieres decir con qué creo?
En psicoterapia podemos interpretar un bloqueo o simplemente una mente demasiado racional, que en el fondo puede estar protegiéndose de algo.
Lo interesante es que cuando preguntamos ¿qué sientes…? Los ojos se mueven hacia abajo, a la parte en donde las emociones tienen su principal conexión la zona del pecho.
Para nosotros la información sin emociones son simplemente datos, que pueden no decirnos nada.
Pero comprendamos como fluye la información.
Todo lo que está fuera de nosotros resuena, dicho de otra forma, vibra y se mueve. Cuando nosotros registramos la realidad la percibimos con nuestros cinco sentidos, estos registran la información como impulsos electromagnéticos con diferentes rangos de ondas de frecuencia. De tal forma que el sonido, el olfato, el paladar, la vista y el tacto perciben esa información para conformar un todo que nos permita sobrevivir en este plano dimensional.
Esos impulsos son percibidos, viajas rápidamente recorriendo la compleja red de nuestras neuronas (se cree que a 3 metros por segundo). Nuestro cerebro inmediatamente codifica, califica, filtra y determina que tipo de información es y forma arquetipos de realidad, que permitirán orientarse y establecer una realidad semejante para poderse comunicar con las demás personas.
Sin embargo, la realidad es relativa, y nadie puede percibir la realidad de la misma forma que otra persona, a groso modo sí, pero no la metabolizamos igual.
La realidad que perciben nuestros sentidos entra a nuestro cerebro de forma objetiva, pero al pasar por esos filtros para codificarla y calificarla lo harán en base a nuestro genero, edad experiencia, cultura, sociedad, educación, etc., pasando de esta forma de realidad objetiva a una realidad en subjetiva.
Es normal que nadie vea la vida igual que el otro, lo evidente no requiere discusión, una piedra es una piedra, pero mientras uno puede ver en esta un arma, el otro puede ver material para una escultura, y puede que otro más no le interese para nada.
La bío-información.
Todos los impulsos electromagnéticos que perciben nuestros sentidos viajan a través de nuestra red neuronal. Las neuronas no están unidas sino ligeramente separadas, para crear una pequeña chispa electromagnética, o sea una sinapsis, la cual provocará que se produzcan una serie de neurotransmisores que previamente habrán sido codificados con nuestras experiencias.
El estímulo sináptico se realizará en varias partes de nuestro cerebro y después viajará a nuestro hipotálamo en donde este producirá una serie de neuropéptidos que caerán en cascada por nuestro sistema nervioso, y estimularán a neutro sistema hormonal, provocando finalmente una respuesta física y emocional.
Todo sucede rápidamente y de forma continua, provocando constantemente cambios en el organismo, y un flujo inacabable de información, que hace muy difícil determinar que es lo que sucede primero.
La realidad y nuestros límites.
Es evidente que la realidad no se mueve por los parámetros de nuestras limitaciones sensoriales. La realidad es muchísimo más grande y compleja de lo que podemos comprender con nuestros sentidos y nuestra concepción intelectual.
Veamos por ejemplo a la luz, nosotros podemos ver la luz por la cantidad de colores en los que esta se descompone y provoca una serie de frecuencias al rebotar con los objetos.
Por lo tanto, se puede decir que el color rojo, verde amarillo, o el que sea no se encuentra en los objetos, sino en nuestro cerebro, que detecta la frecuencia de esos colores. Sino lo cree, entre en una habitación totalmente a obscuras e intente determinar que colores tienen los objetos que le rodean.
Dentro de la gama de colores que podemos ver están en el rango del rojo al violeta, pero sería imposible que pudiéramos decodificar el ultravioleta o el infrarrojo.
Lo mismo sucede con el sonido, el tacto, el gusto, el olfato, hasta que nuestro cerebro pueda determinar la experiencia, esta puede o no existir para nosotros si no la hemos vivido, dicho en términos cerebrales codificado.
Ejemplo imagínese un objeto de 5 dimensiones… ¿difícil? Si, pero en cuanto lo pueda percibir, su cerebro lo podrá codificar y darle forma o sentido, dependiendo de los recursos cognitivos. A partir de ahí, para usted eso será real, pero para quien no lo ha visto eso no existe.
Un cerebro tricerebral.
Emociones
Instintos