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Explicado de forma somera, se puede decir que hay cuatro etapas en el proceso.
En el proceso psicoterapéutico, el primer paso crucial es el reconocimiento. Reconocemos que cada uno de nosotros tiene el poder de tomar decisiones en nuestra vida, y que estas decisiones influyen en nuestro camino actual.
Es esencial recordar que, aunque en ocasiones nos sintamos influenciados o presionados al tomar decisiones, al final del día, la responsabilidad recae en nosotros. Debemos ser conscientes de nuestras elecciones y asumir la responsabilidad de las consecuencias que conllevan.
En terapia, podemos colaborar para examinar nuestras elecciones y cómo estas afectan nuestro bienestar emocional y físico. Al comprender mejor nuestras decisiones, podemos empezar a tomar decisiones más conscientes y positivas que nos acerquen a nuestros objetivos de salud y bienestar.
En En conclusión, reconocer la importancia de nuestras elecciones es el primer paso en el proceso de psicoterapia. Juntos, podemos explorar nuestras elecciones y trabajar para tomar decisiones más conscientes y positivas que mejoren nuestro bienestar general.
En nuestro día a día, nuestras decisiones que moldean nuestro camino. Sin embargo, cuando sentimos que las circunstancias nos superan y están fuera de nuestro control, puede ser una señal de que algo no está bien en nuestra vida.
En momentos como accidentes o eventos desafortunados, donde parece que estábamos en el lugar equivocado en el momento equivocado, es importante reflexionar sobre lo que está sucediendo en nuestras vidas.
A veces, nos sumergimos en la rutina o evitamos conflictos en el trabajo, la familia, la pareja o con los hijos. Pero al evitar estas situaciones, nuestra mente se distrae y nuestra intuición se nubla. Nos arriesgamos a meternos en situaciones complicadas o a no prevenir accidentes.
Podemos justificarlo como "un accidente", pero esto puede ser una distracción de nuestra vida presente y su propósito.
En terapia, podemos trabajar juntos para entender cómo nuestras decisiones pasadas nos han llevado a nuestra situación actual. Podemos aprender a tomar decisiones más conscientes y positivas para mejorar nuestro bienestar general. Juntos, podemos vivir de manera más consciente y enfocada en nuestro bienestar emocional y físico.
Dejar Dejar que las circunstancias o las decisiones de los demás nos dominen puede convertirnos en esclavos de lo inesperado. Al ceder nuestra responsabilidad y poder a otros, perdemos el control de nuestra existencia, permitiendo que otros dirijan nuestro destino sin rumbo definido.
Es esencial reconocer que nuestras elecciones tienen consecuencias, tanto positivas como negativas, que pueden afectar significativamente nuestra salud y bienestar emocional y físico. Por lo tanto, es crucial asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y colaborar con un terapeuta para tomar decisiones más conscientes y positivas en el futuro.
En terapia, podemos explorar cómo nuestras elecciones y comportamientos pasados han moldeado nuestra vida actual y trabajar para desarrollar habilidades y estrategias efectivas para abordar futuras situaciones de manera más consciente y positiva. Al hacerlo, podemos recuperar el control de nuestra existencia y vivir una vida más satisfactoria y significativa.
En resumen, mantener el control de nuestra existencia es fundamental para nuestro bienestar emocional y físico. En terapia, podemos trabajar juntos para desarrollar habilidades y estrategias efectivas para tomar decisiones conscientes y positivas en el futuro, recuperando así el control de nuestras vidas.
En la vida, llegamos a un punto en el que nos damos cuenta de que las situaciones en las que nos encontramos son el resultado de nuestra educación, las circunstancias aprendidas y los hábitos adquiridos, o de haber cedido nuestra responsabilidad a otros. Al llegar a esta conclusión, damos un paso adelante y comenzamos a reconocer que somos parte del problema, lo que nos permite comenzar a reconducir nuestra vida.
En terapia, este momento se conoce como "darse cuenta". Es cuando comprendemos que varias personas participan en una situación, siendo nosotros los principales actores. Este momento marca el comienzo de la solución a nuestras dificultades.
Podemos aprender a enfrentar nuestros problemas con la ayuda profesional o seguir evadiéndolos, buscando soluciones rápidas o esperando que las circunstancias cambien. Sin embargo, tarde o temprano, tendremos que enfrentar la situación.
En terapia, podemos trabajar juntos para explorar nuestros patrones de pensamiento y comportamiento que nos han llevado a donde estamos hoy. Desarrollamos habilidades y estrategias para enfrentar los problemas de manera más consciente y positiva en el futuro, tomando así el control de nuestras vidas y viviendo de manera más plena.
En resumen, reconocer nuestra responsabilidad en las situaciones en las que nos encontramos es fundamental para reconducir nuestra vida. En terapia, podemos trabajar juntos para enfrentar los problemas de manera consciente y positiva, tomando el control de nuestras vidas y viviendo de manera más satisfactoria y significativa.
"NADA PASARÁ SI NO DOY EL PERMISO PARA QUE algo SUCEDA ESA EXPERIENCIA, PERO TAMBIÉN SE QUEDARÁ INCONCLUSA SI NO LA CIERRO."
Abrir la puerta que nos enfrenta a nosotros mismos puede generar vértigo y miedo al dolor y al proceso de curación. Es natural querer evitar el sufrimiento, pero recordemos que identificar nuestras dificultades es el primer paso para encontrar soluciones y llevar una vida más satisfactoria.
En este proceso, contar con el apoyo de un terapeuta experimentado y profesional es crucial. Como Dante guiado por Virgilio en la Divina Comedia, un buen terapeuta puede acompañarnos y plantear las preguntas adecuadas para que veamos la situación con claridad y comprendamos lo que nos está sucediendo.
Es crucial entender que el perdón no es una disculpa. El perdón es una liberación que nos permite dejar el pasado atrás y avanzar hacia un futuro más positivo y satisfactorio.
Aunque algunas técnicas terapéuticas nos ayudan a llegar al "darse cuenta", a menudo no cierran completamente el ciclo. Reconocer la importancia de cerrar este ciclo es fundamental para nuestro proceso de curación y transformación.
Desafortunadamente, algunas personas, en su búsqueda de ayuda terapéutica, se quedan atrapadas en un ciclo sin fin, saltando de un purgatorio psicológico a otro, porque no han encontrado la ayuda adecuada para cerrar sus procesos. Es crucial elegir un terapeuta que pueda guiarnos en este cierre y ayudarnos a avanzar hacia un futuro más positivo.
En terapia, trabajamos juntos para cerrar estos procesos y liberarnos del pasado. A través del perdón y la aceptación, dejamos atrás las heridas y avanzamos hacia una vida más plena y satisfactoria.
En resumen, el perdón nos libera del pasado y nos impulsa hacia un futuro más positivo. Trabajar con un terapeuta que pueda ayudarnos a cerrar estos procesos es clave para avanzar hacia una vida más plena y satisfactoria.
"Abrir un proceso no es fácil, pero cerrarlo es todo un arte."
El proceso del perdón es complejo y delicado, ya que implica una fina línea entre la responsabilidad y la culpa. El terapeuta que nos acompaña debe ayudarnos a comprender que, si bien no somos responsables de las elecciones de los demás, tampoco podemos culpar a las circunstancias externas por completo.
Es fácil caer en el victimismo o sentirnos culpables, pero es crucial delimitar la línea entre la responsabilidad y la culpa para evitar sentimientos de rencor y odio.
Esta etapa requiere paciencia y comprensión por parte del terapeuta que nos acompaña.
Al abrir un proceso es como abrir una herida, pasar al proceso del perdón es como iniciar la etapa de cicatrización y hay que evitar que se infecte.
El perdón implica una transformación profunda, un acto de contrición que nos lleva a comprender que nuestro poder reside dentro de nosotros. Reconocemos que somos responsables de nuestras decisiones y que es necesario vivir en congruencia con nuestros valores, incluso si esto implica enfrentar el dolor.
No podemos vivir en la falsedad o evitar situaciones difíciles por miedo al dolor, ni al dolor propio ni al de los demás. A veces, es necesario soltar situaciones o personas que nos hacen daño, lo cual requiere valentía.
El proceso de perdón puede llevar tiempo, pero cuando comprendemos que la sinceridad y la honestidad comienzan con uno mismo, iniciamos un proceso de transformación profunda a través del perdón.
Dicho en términos coloquiales es cuando la herida ha cicatrizado y está fuera de peligro de alguna infección.
La etapa de transformación es un proceso continuo en el que aprendemos a vivir con nuevos paradigmas. Esto implica estar alerta para no repetir los viejos patrones y adaptarnos a los nuevos, lo cual lleva tiempo.
La transformación no significa cambiar, sino aprovechar nuestras experiencias pasadas como aprendizaje y convertir lo negativo en oportunidades de crecimiento.
Este proceso no es rápido. Aunque hayamos perdonado y tomado conciencia, debemos aprender a evitar caer en los mismos errores del pasado. Entendiendo cómo funciona nuestra mente, sabemos que cada aprendizaje requiere práctica y repetición hasta que mente, cuerpo y espíritu estén alineados. Cuando logramos esta sincronización, alcanzamos la verdadera transformación.
Al llegar a este punto, alcanzamos la verdadera sabiduría. Hemos integrado las lecciones aprendidas y podemos expresar con claridad y sencillez lo que hemos comprendido. Es como si una nueva piel reemplazara la antigua cicatriz.
Cuando logramos esta síntesis, hemos cerrado completamente el círculo. Hemos reparado la rueda rota de la carreta y estamos listos para avanzar con renovada fuerza y entendimiento.
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