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Los ancianos mayas dicen que son como espíritus, como viento, o pequeñas entidades espirituales.
Se dice que fueron invocados en el pasado, por los antiguos chamanes mayas, X'men, para proteger los campos de cultivo de los animales, o de los ladrones que se metían a robar el trabajo de los campesinos.
Invocados por los X'mens, que mezclaban la sangre de quien lo solicitaba, junto con otros elementos de la naturaleza, con lo cual realizaban una amasijo junto con masa de maíz y de barro, para después darle forma, creando una pequeña escultura de forma humana, de no más de dos palmos de grande, el cual después de nueve lunas de invocaciones y de conjuros, así como de un intenso trabajo de magia, finalmente era entregado a su amo.
El día que iba a recibirlo el dueño que lo había encargado, se hacía acompañar de sus familiares y de sus amigos más cercanos para presentarlos ante el alux y que éste supiera que no debía perjudicarlos.
Era como el nacimiento de un hijo, después de eso el dueño se perdía en la selva, y lo ocultaba en lugar secreto en el terreno que debía de proteger, y ahí lo dejaban enterrado. A partir de ese momento el amo y el Alux no se volvían a ver.
El compromiso del amo era llevarle comida como ofrenda y unas pequeñas tortillas de maíz nuevo cada viernes, para que el Alux se mantuviera vivo y este a cambio le cuidaba sus tierras.
El Alux quedaba condenado a vivir eternamente, solitario entre el mundo material y el espiritual. Después de las guerras y las enfermedades en la conquista, fueron muchos los aluxes que fueron abandonados a su suerte, por lo que estos decidieron ocultarse en las cuevas y en las ruinas, y así ha venido sucediendo desde hace cientos de años. Estos pequeños seres, son ahora los guardianes de las zonas arqueológicas y de las cuevas.
En función a eso, se cuentan historias sobre los aluxes y sus travesuras. De estos relatos e historias está llena la vida de algunos arqueólogos, de la gente de la región, así como de algunos residentes extranjeros que han vivido en Yucatán, y yo he tenido la oportunidad de vivir la experiencia, y de encontrarme muy de cerca con este misterio.
Usualmente los Aluxes no hacen daño a nadie, aunque se cuenta de quienes se han topado de frente con ellos, fue tal su impresión que acabaron con una fiebre muy alta, que sólo un X´men era capaz de curar, ya que no había médico que pudiera sacarles de ese "SUSTO".
Sin embargo no en todos los casos han sido así, en algunos relatos se dice, que algunas personas tuvieron encuentros con los aluxes porque se la pasaban haciéndoles travesuras. se metían a sus casas y les escondían cosas, les tiran de la manta o de la hamaca, se escondían y se reían traviesos, todo para llamar la atención.
Se dice que ellos escogían a un amo, porque les recordaba a su amo original, ellos mantienen ese acuerdo tácito e intemporal, esperando que se les alimente todos los viernes a cambio de cuidar y proteger a su amo.
Hay quienes dicen que quien tiene un Alux, le debe de dar de su comida, así que los huesos de pollo o un pedazo de tortilla, debe tirarse hacia a atrás dándole la espalda, para que lo Alux lo atrape. De forma que cuando se termina de de comer no se encuentran los restos de lo que has comido, eso es una confirmación de que ese alux ha recibido ese alimento.
Hay quienes se han encontrado con algún aluxes por coincidencia. Cuando se visitan ciertos lugares o cuevas en donde se ocultan. Usualmente no se dejan ver, ni les gusta que los vean de frente, pero si alguna vez te encuentras con alguno de estos no debes asustarte, porque eso les asusta a ellos también.
Por eso prefieren la noche, para ocultarse a para hacer sus diabluras.
Es sabido por los guardias de Chichén Itzá que, en la cueva de Balankanché, a un par de kilómetros de la zona arqueológica, salen los aluxes y mueven las cadenas de hierro del portón que se mantiene cerrado para que nadie entre.
También se dice que en la cueva del pueblo de Kaua Yucatán, es donde la mayor concentración de aluxes, pero que es una prueba de valor muy difícil de pasar, y para llegar hasta ahí tienen que tener permiso.
Algunas chamanas y X´menes han comentado que quienes han tenido oportunidad de verlos ha sido porque han llegado con humildad y con ofrendas. Las cuales deben ser aceptadas previamente, porque ponen a prueba el corazón de los visitantes.
Con la llegada de las religiones cristianas y protestantes a yucatán, empezaron a fomentar el miedo a lo que desconocían de la cultura maya, entre ellos a los aluxes, así que en un tiempo se dedicaron a matarlos. muchos X´mens que no eran genuinos, mezclaban los rituales, un sincretismo católico y maya, encontrando la forma para exterminarlos. Se dice que por esa razón acabaron ocultándose, y sólo escogen a quienes desean ellos que los vean. Muchas veces lo primero que hacen es visitar a quien escogen en sueño y son llevados para mostrarles los maravillosos tesoros que ocultan.
Esta historia se conecta con el mito de los gnomos, con los elementales de la tierra, unos arquetipos antiguos que se da en otras culturas Europeas como las historias de los celtas y de los nórdicos.
Ha habido historias de gnomos semejantes en el estado de Guerrero, en la costa de Barra Vieja. No se tiene información de que fueran igual que los aluxes, pero si de eran pequeños gnomos, que no hace mucho tiempo jugaban con los niños y hacían travesuras, en este caso no se ocultaban pero al parecer se han extinguido, estos eran llamados "Chaneques", las madres enviaban a los niños a jugar con estos para que se distrajeran, y cuando se portaban mal los regañaban igual a ambos. Su forma física dicen que era muy curiosa, barrigones, orejas puntiagudas parecían pequeños cuernecillos que sobresalían, con caritas de pillos, simpáticos y muy bajitos de estatura.
Es posible que aún se encuentre en el camino a Barra Vieja Guerrero una escultura de un chaneque.
Nos encontrábamos en el campo yermo donde iba a hacerse una siembra. Era un terreno que abarcaba unos montículos de ruinas tal vez ignoradas. Caía la noche y con ella el canto de la soledad. Nos guarecimos en una cueva de piedra y sahcab; para bajar utilizamos una soga y un palo grueso que estaba hincado en el piso de la cueva.
La comida que llevamos no la repartimos. ¿Qué hacía allá?, puede pensar el lector. Trataba de cerciorarme de lo que veían miles de ojos hechizados por la fantasía. Trataba de ver a esos seres fantásticos que según la leyenda habitaban en los cuyos (montículos de ruinas) y sementeras: Los ALUXES.
Me acompañaba un ancianito agricultor de apellido May. La noche avanzaba. . .De pronto May tomó la Palabra y me dijo: -Puede que logre esta milpa que voy a sembrar. ¿Por qué no ha de lograrla?, pregunté.
-Porque estos terrenos son de los Aluxes. Siempre se les ve por aquí.
¿Está seguro que esta noche vendrán?
Seguro, me respondió.
-¡Cuántos deseos tengo de ver a esos seres maravillosos que tanta influencia ejercen sobre ustedes! Y dígame, señor May, ¿usted les ha visto?
-Explíqueme, cómo son, qué hacen.
El ancianito, asumiendo un aire de importancia, me dijo:
-Por las noches, cuanto todos duermen, ellos dejan sus escondites y recorren los campos; son seres de estatura baja, muy niños, pequeños, pequeñitos, que suben, bajan, tiran piedras, hacen maldades, se roban el fuego y molestan con sus pisadas y juegos. Cuando el humano despierta y trata de salir, ellos se alejan, unas veces por pares, otras en tropel. Pero cuando el fuego es vivo y chispea, ellos le forman rueda y bailan en su derredor; un pequeño ruido les hace huir y esconderse, para salir luego y alborotar más. No son seres malos. Si se les trata bien, corresponden.
-¿Qué beneficio hacen?
-Alejan los malos vientos y persiguen las plagas. Si se les trata mal, tratan mal, y la milpa no da nada, pues por las noches roban la semilla que se esparce de día, o bailan sobre las matitas que comienzan a salir. Nosotros les queremos bien y les regalamos con comida y cigarrillos. Peor hagamos silencio para ver si usted logra verlos.
El anciano salió, asiéndose a la soga, y yo tras él, entonces vi que avivaba el fuego y colocaba una jicarita de miel, pozole, cigarrillos, etc., y volvió a la cueva. Yo me acurruqué en el fondo cómodamente. La noche era espléndida, noche plenilunar. Transcurridas unas horas, cuando empezaba a llegarme el sueño, oí un ruido que me sobresaltó. Era el rumor de unos pasitos sobre la tierra de la cueva: Luego, ruido de pedradas, carreras, saltos, que en el silencio de la noche se hacían más claros.
Fuente: http://www.uacam.mx/campeche/maya/leyalux.htm
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