Insistí en darle Omega3 y a duras penas conseguimos uno natural de sabor agradable, pero que era muy costoso. Sin embargo se notó una ligera mejora. Con sus estados de hipersensibilidad, sobre todo con los olores y los sabores, era común que tuviera resistencia para tomar nada, porque la medicación tiene un sabor muy desagradable, por lo que sólo se le pudo dar Omega3 unos meses, aunque no fue suficiente para valorar el beneficio del tratamiento.
Después de malos tragos y disgustos de la madre, de entrar en desacuerdo con los últimos neurólogos, que no ponían dar una solución plausible a las convulsiones, ni concretar un tratamiento menos tóxico, por lo que la madre de Anita ha decidió intentar con algo más natural.
Lo primero que le indiqué fue un cambio en la dieta, quitar todo el gluten y el azúcar, aunque no era una niña de cosas dulces, pero el gluten sí estaba presente en toda su alimentación, y es sabido que en los niños autistas quitar el gluten les produce una notable mejoría.
Así mismo incluí el Omega3 en la dieta, y los minerales sobre todo magnesio de alta calidad, porque las convulsiones y la debilidad muscular empezaron a aparecer.
El cambio fue notorio, la niña reaccionó, de repente empezó a usar un poco más de palabras para comunicarse, y está más consciente, ahora te mirá a los ojos. Ante esto, la madre empezó a reducir poco a poco
los psicotrópicos, para controlar los estados de ánimo y sólo dejarla con la medicación para las convulsiones.
Es evidente que tuvo que padecer los cambios de ánimo, en cada etapa de reducción de la medicación, y ver cómo el cuerpo de Anita aprovechaba para expulsar una cantidad enorme de toxinas provocadas por los medicamentos. Han parado las convulsiones, pero la medicación para esto no se puede suspender.