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Del Libro "La Conciencia es cuántica del Dr. Eduardo González Coeto.
La Conciencia Universal, también llamada supra o superconsciente, o incluso Campo Unificado Total, es el espacio donde todo puede ser creado. Para comprender mejor este concepto, observemos una imagen simbólica: un iceberg flotando en el océano.
El iceberg nos muestra cómo está estructurada nuestra conciencia personal. La parte visible que sobresale del agua representa nuestra conciencia, mientras que la sumergida, mucho más grande, representa el subconsciente y el inconsciente.
Nuestra mente consciente opera con un horizonte limitado. Justo en la frontera de este horizonte se encuentra el subconsciente, encargado de nuestras rutinas y acciones automáticas que no requieren de nuestra atención plena. Muchas de estas acciones han sido aprendidas involuntariamente a través de la imitación. Nuestras neuronas espejo absorben información del entorno, a partir de condicionamientos adquiridos. Si crecemos en un entorno repetitivo o bajo ciertas creencias dominantes, estas se graban en nuestra psique de manera profunda y actuaremos según estas pautas.
Como dice el refrán: El que con lobos anda, a aullar aprende.
El problema surge cuando nuestra mente consciente se llena de pensamientos, distracciones y mensajes externos que nos hacen perder de vista lo verdaderamente importante. Muchas veces, caemos en una manipulación social que nos condiciona a creer en determinadas ideas y valores sin cuestionarlas. Este fenómeno es aprovechado por el marketing, la política, la religión, las redes sociales y otros sistemas que moldean nuestra percepción de la realidad con un propósito: mantenernos en un estado de insatisfacción constante. Si estamos insatisfechos, somos más propensos a buscar soluciones externas, como comprar productos que no necesitamos o seguir tendencias impuestas.
Esta insatisfacción nos lleva a un mecanismo de defensa: la búsqueda de culpables. En lugar de asumir la responsabilidad de nuestra vida, culpamos a los demás, al destino, a Dios, a nuestros padres o incluso a la sociedad por nuestras circunstancias, aunque tengamos ya 40 años y la capacidad de cambiar nuestra realidad.
Cada aspecto de nuestra existencia—el trabajo, el dinero, el amor, la salud, etc.—está lleno de condicionamientos que limitan nuestra libertad de ser nosotros mismos. La sociedad nos empuja a comportarnos dentro de ciertos parámetros, de la misma forma en que un vaquero guía a su ganado al corral.
Incluso aquellos que creen rebelarse contra el sistema no siempre logran escapar de estos condicionamientos. Ser anarquista o antisistema no garantiza una verdadera libertad si, en el fondo, la persona sigue sintiéndose insatisfecha y atrapada en las reglas del mismo juego social que intenta rechazar. Es como en la física, donde la materia y la antimateria forman parte de un mismo sistema, la rebeldía sin conciencia sigue estando dentro de la misma estructura.
La clave para liberarnos de estas limitaciones está en reconocerlas. Comprender que muchas de nuestras creencias y comportamientos han sido programados nos da la oportunidad de cuestionarlos y transformarlos. Solo tomando conciencia de estos patrones podremos trascender la realidad ordinaria y acercarnos a una existencia auténtica y plena.
El Inconsciente
Carl Jung dijo: “Si no te haces consciente de tu subconsciente, tu inconsciente se hará cargo de tu consciente y a eso le llamarás destino".
Nunca mejor expresado. Porque, ¿qué es el inconsciente?
Volvamos a la imagen del iceberg. Lo que está sumergido en el agua es una gran cantidad de conciencia personal con la que cargamos durante nuestra vida, y no podemos imaginar la profundidad que esta tiene para condicionar nuestra realidad.
¿Por qué una persona que ha crecido y vivido en abundancia económica es capaz de sobreponerse a una crisis y volver a ser rica? ¿Porque tiene suerte? No. Es porque sus condicionamientos inconscientes le permiten identificar segmentos de oportunidad en donde otros solo ven obstáculos. En contraste, aquellos que han crecido con creencias limitantes sobre el dinero, como: “el dinero es malo”, “los ricos son tiranos” o “si alguien tiene dinero, es porque es un delincuente”, sienten miedo y dudas al enfrentar desafíos económicos. En el momento decisivo, estos pensamientos resurgen, paralizándolos y alejándolos de posibles soluciones.
Mientras tanto, quienes han sido criados en un entorno de prosperidad ven el fracaso como algo temporal y natural. Están rodeados de personas que fomentan su crecimiento y tienen redes de apoyo que les permiten recuperarse con mayor facilidad.
Nuestro subconsciente almacena información que puede limitarnos. Desde el nacimiento, heredamos y arrastramos una historia genealógica que influye en nuestras experiencias sin que lo sepamos. Nos preguntamos: ¿Por qué parece que todo se complica? ¿Por qué, a pesar de nuestras capacidades, nos enfrentamos a dificultades constantes? En las relaciones amorosas, ¿por qué terminamos con personas de perfiles similares una y otra vez?
Así como algunos heredan enfermedades de sus antepasados mientras otros no, también heredamos patrones emocionales y psicológicos que determinan nuestra vida. Algunos miembros de una familia pueden llevar un tipo de condicionamiento mientras otros no, y en la medida en que nos hagamos conscientes de estos patrones, podremos romper ciclos y elegir un camino más libre y pleno.
Así que, cuando se dice que en nuestros genes tenemos información del 1% de nuestro padre y del 1% de nuestra madre, en nuestro epigenoma podemos almacenar información de nuestros ancestros. Esto representa una gran oportunidad para descubrir y resolver estos patrones, superarnos y alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto. ¿No es eso lo que, al final, desean nuestros padres? ¿Que alcancemos la felicidad y que seamos mejores que ellos? ¿No es por esa razón por la que invierten tanto en nuestro crecimiento y educación?
Si podemos explorar nuestro inconsciente y reprogramar nuestra forma de actuar, cambiando actitudes y autoobservándonos, nos daremos cuenta de que somos responsables—consciente o inconscientemente—de nuestra propia forma de ser.
No es un camino fácil y puede ser sinuoso e incluso doloroso, pero si lo enfrentamos con amor, podremos acceder conscientemente a ese Campo Unificado Total y transformar nuestra realidad. Ese campo es el espacio de todas las posibilidades. Y, volviendo a la imagen del iceberg, el inmenso océano representaría ese Campo Unificado Total o supraconciencia.
Llegar a ese punto es lo que podríamos llamar la máxima realización como ser humano. A ese lugar solo se puede acceder con nuestras mejores emociones, pues representa la armonía total. En cambio, si intentamos llegar con prejuicios, negatividad o maldad, nos quedaremos atrapados en nuestro consciente, sin poder trascender.
Dr. Edaudro González Coeto
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