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Piste es el nombre del pueblo más cercano a Chichén Itzá. Habiendo vivido ahí, por más de diez años, presencié junto con mi familia una cantidad de sucesos misteriosos, que me parece oportuno compartir en esta página, ya que en el libro "Kinbe" no encontré la forma de introducir esta historia.
Todo sucedió en una casa llamada "La Guadalupana". Pudimos comprarla, porque nos pareció un chollo y nos la vendieron con una serie de facilidades que nos parecieron una gran oportunidad en su momento. El pueblo de Piste es muy pequeño y pobre, por lo que la dificultad para encontrar vivienda era embarazosa.
Después de haber vivido en una palapa, con techo de paja de guano, la Guadalupana nos daba una sensación de seguridad, no por otra cosa, sino porque vivíamos con el temor de que un día nos cayera encima cualquier alimaña, ya que las lógicas características del material de paja era albergue para bichos de todo tipo.
Por otro lado las incomodidades eran innumerables, desde el servicio de baño, el W.C., lógicamente encontrar una casita medio decente, nos hacía mucha ilusión. En ese momento no se me ocurrió saber porque íbamos a tener tantas facilidades, era un pueblo que no le gustaban los extranjeros. Para ellos un wache o extranjero era cualquiera que no fuera del mismo pueblo.
Había conocido a la dueña de la casa, porque había sido paciente mía, en una ocasión se presentó a mi consulta, con una terrible reacción alérgica, en la que parecía que se le iban a salir los ojos de las órbitas del fuerte shock alérgico que tenía, cosa que le sucedía cada vez que bajaba a Piste, según comentaba ella.
Esa fue la principal razón, que argumentó ella, cuando nos vendió la casa. Supuse que todas las facilidades que nos estaba dando, eran por la simpatía que sentía, por haberla sacado de una situación de salud complicada.
Pero nada más lejos de la realidad. Cuando finalmente ocupamos la casa, después de que los albañiles y el personal que habíamos contratado, la dejaron en condiciones para que la ocupáramos, nos mudamos.
La casa era pequeña, un baño, dos amplios dormitorios, una pequeña cocina, la estancia y el comedor, pero para nosotros, después de haber pasado las condiciones anteriores, la encontramos como si fuera toda una mansión, sobre todo porque el terreno si era bastante grande, tenía cincuenta metros de frente y otros tantos de fondo.
Desde que nos mudamos, las primeras noches, empezamos a sufrir las incomodidades. Porque daba la casualidad que todos los perros de los vecinos, saltaban a media noche la albarrada de la entrada, que era un muro de un metro de piedras sobre puestas, ladrando y corriendo a través del terreno y alrededor de la casa.
Lo sorprendente era que cuando finalmente, me levantaba para ver lo que sucedía, con machete en mano, nunca encontraba nada.
En medio de la oscura noche, bajo la espesa sombra de los árboles que ahí abundaban, valientemente o más bien imprudentemente, salía yo enfadado a ver qué es lo que pasaba.
Sabía que los perros habían estado ahí, porque me tocaba por las mañanas limpiar los excrementos que dejaban todas las noches.
The days began to pass and the matter of the dogs became a habit, so much so that I no longer paid attention to them.
On one of those nights, at four in the morning, we were awakened by the sound of axe blows while chopping wood. Apparently, our neighbour had started to suffer from insomnia and had not found a better time to do such a task than at dawn. However, even though it seemed that he was doing it under our bedroom window, it was assumed that he was doing it on his land and that the silence at that time magnified the noise. On the other hand, it seemed logical that he did it at that time, to avoid the oppressive heat affecting him. What surprised me was that every night at the same time he began chopping, not letting us sleep.
Me supuse que mi vecino ahora se dedicaba a vender leña, y al parecer lo hacía con gran tesón, porque no paraba hasta que aparecían los primero rayos del sol.
Las mañanas transcurrían tranquilas, pero pasando del medio día, el tema se empezaba a complicar. Habíamos contratado a los albañiles para que siguieran trabajando en el terreno, pero después de las doce se quedaban dormidos. Como las cosas se empezaban a atrasar, decidí averiguar cuál era el motivo del atraso. La respuesta fue corta y sin mucho sentido, con una mezcla de vergüenza, argumentaban que les daba mucho sueño. No discutí con ellos, simplemente les puse una fecha límite para que entregaran su trabajo.
En la nueva casa empezamos a recibir a nuestros amigos de Cancún y Mérida. La vida transcurría dentro de una rutina normal, hasta que mi mujer empezó a inquietarse, ya que cuando caían las tardes decía que se sentía observada, a través de las cortinas de las ventanas de la casa.
Escéptico y nada supersticioso, yo consideraba absurdos todos los miedos y supercherías, pero las noches se volvían un calvario. Nos íbamos a dormir a las diez de la noche, ya que las calles quedaban vacías a esa hora y casi en completa oscuridad, lo único que provocaba ese silencio era retirarse a descansar. Pero dormir era un decir, ya que mi mujer empezó a experimentar el miedo por las tardes, por las noches me abrazaba fuertemente, para sentirse protegida, pero era de tal forma que a veces era asfixiante, después de la media noche aparecía la jauría de perros, y a las cuatro de la mañana los hachazos del vecino, por lo que las noches eran un calvario.
This time I paid attention, and indeed something was moving around the house, it was as if it were a heavy weight fleeing from the dogs. I quickly got up, but now the noise was clearly heard on the roof. Before my wife's terrified gaze, I quickly went out with machete in hand, very angry, determined to confront that thing and get it off my land. As always when I went outside, the dogs weren’t there, I went straight up to the roof, but there was nothing, I threw several machete blows into the air full of fury saying all kinds of insults, until I realized how ridiculous my action was, a madman screaming into the air, the funny thing, I thought about it later, is that none of my neighbors took notice, no one came out to see what was happening, I went down the stairs and was going back to my house, when I felt my back bristle, that was behind me, my hand clenched the machete with great force, I hoped there was no one behind, because surely its head was the one that was going to roll, I turned around quickly and only heard the edge of the machete blade cutting through the air on a trip to nowhere. My body was tense and bristling, I didn’t see anyone, nor did I perceive anything. I looked out of the corner of my eye, but it was certain that, given my determination, the thing had left, never to come closer. From that night on, there was no more cutting of firewood, nor dogs entering the house; it seemed to be over.
However, I was intrigued and decided to go ask Margarito the bricklayer to explain to me what this goblin thing was. He couldn't tell me exactly what it was, but someone could, the X'men or shaman of Kaua, a nearby town on the way to Valladolid, Yuc. So, in the company of Margarito, in the afternoon of the next day, we went out to see the X'men.
When we approached the man's house, the shaman's wife came out to help us. She said that there was no way of knowing when he would come because he had been gone for three days to look for herbs. Margarito insisted on waiting a little longer and not fifteen minutes had passed when the man appeared, coming from the other side of the street... he stared at us and then told Margarito that he knew we would come to see him.
El X'men era un hombre de mediana edad y podía pasar desapercibido como cualquier persona de ese lugar. Desde mi punto de vista no había ninguna diferencia con un campesino de la zona.
Nos hizo pasar a Margarito y a mí a una palapa que estaba junto a la de su casa. Era un lugar amplio y con las mismas características de las viviendas mayas.
Nos sentamos en una sillas junto a una mesa y después le pidió a Margarito el tabaco, el alcohol y las velas, que previamente me había pedido que llevara para que pudiera hacer el ritual.
Mientras el X'men sacaba de una desvencijada bolsa de yute, tipo macuto, un sin fin de objetos que pudieran encontrarse en un basurero y que el al parecer valoraba mucho, entre los que había un pequeño Buda de plástico amarillo, de esos que los chavales se compran en un baratillo para colgarlos del cuello y que al parecer por el deterioro lo habría encontrado en un camino de tierra.
De entre sus cosas sacó un pequeño cristal de cuarzo y lo puso en la mesa. Empezó a fumar y a beber "chacpol" la bebida de alcohol local, encendió las velas e inició sus rezos.
No sé si era porque la tarde caía, o porque mi estrés empezó a ceder, o simplemente porque lo monótono del rezó me empezó a dar sueño. Empece a cabecear y perdí la noción del tiempo.
No sé cuanto tiempo había pasado, pero me desperté de un salto.
Margarito y el X'men empezaron a hablar en maya, y yo seguro que tenía una cara de perdido.
Margarito empezó a traducir lo que el X'men le comentó de lo que había percibido.
Lo que tradujo en resumen es que la casa había sido de un hombre muy oscuro, que le gustaban cosas de magia, y era de muy mal carácter. Fue dueño de una gran extensión de terreno y una parte es donde estaba mi casa. Como era muy rencoroso y mal intencionado, le había hecho un trabajo al terreno para que nadie entrara en este y si alguien se atreviera le produjera un tipo de daño. Tenía muchos conflictos con los vecinos, y muy mal carácter con sus hijos.
El hombre murió, pero no quito el trabajo. Los hijos dividieron el terreno y empezaron a venderlo para repartir la herencia, quedándose a vivir en la Guadalupana. Al parecer había dos hermanos y una hermana, a quien le habíamos comprado la casa.
Lo misterioso sucedió cuando uno de los hermano murió electrocutado en la azotea de la casa tratando de arreglar un cable que se había soltado.
Después sobrevino la segunda muerte del otro hermano, que misteriosamente se había caído al pozo que tenía 30 metros de profundidad muriendo en el acto.
La hermana no podía acercarse a la población de Piste sin sufrir una poderosa reacción alérgica de causa desconocida, y que sólo le sucedía al llegar al pueblo, razón por la que había decidido irse a vivir a la ciudad de Mérida.
El trabajo se había nutrido de años de discordia y de las muertes y ambiciones de los hermanos. Cuando le pregunte qué tan grave era el tema, me dijo que mucho porque eso estaba a punto de tomar forma física. A mi mente vinieron los ruidos, el pesado bulto que al parecer huía de los perros y la extraña sensación que mi mujer tenía cuando decía que se sentía observada.
Mi corazón empezó a latir fuertemente, y le pregunté al X´men si podía resolverse ese problema.
Me dijo todo lo que necesitaba y a toda la gente que había estado visitando la casa.
Several days passed until the day of the appointment for the magic work arrived.
It was a hot afternoon and there were few clouds in the sky. All our guests began to arrive, who were both restless and curious. Among them was my friend Germán, whom we called "the Sevillian" because he was born in the region of Seville, Spain.
Finally the X'men arrived accompanied by an assistant and a young boy of about fourteen years old. The man arrived and quickly looked at the terrain, without further delay he prepared to begin his work, when the rain began to fall. The companion and the young boy looked at each other with the X'men, they needed the rain to stop so they could do the work, since they had to bring some lit candles.
The rain was not going to be a problem, so I got a big umbrella and decided to accompany them, given my determination the X'men agreed to perform their ritual.
I felt ridiculous, I was a skeptic in every sense of the word, I was there accompanying the X'men to perform his ritual, I thought; What would the neighbors say when they saw me with the X'men helping him do his job. But to my surprise the street was empty, not even cars were passing by, that caught my attention.
The man went to the four corners of the land and placed some green crosses made with some kind of plant, he said his prayers, drank burning water and smoked, after that, he sacrificed a chicken and passed it around the house to the amazement of all the guests.
Cuando terminó fue guardando todo cuidadosamente, en una bolsa de plástico y se lo iba pasando al joven, finalmente nos hizo una limpia a cada uno de los asistentes con ramos de yerbas, se llevó unas cuatro horas en total.
Cuando todo hubo terminado, me dio las últimas indicaciones –Por trece días se van escuchar los ruidos y la presencia con más fuerza, después de eso desaparecerá y no volverán a molestarlos.
Mi compadre el sevillano, era muy efusivo y curioso, y a veces algo precipitado. Estuvo detrás del X'men viendo como realizaba el ritual y tomando notas, porque quería hacer un reportaje, había estudiado periodismo y escrito algunos reportajes para un periódico en Cancún.
Cuando todo terminó y los invitados se despidieron, mi compadre decidió acercar al X'men y a su gente a su pueblo, en su pequeño VW un escarabajo blanco, y como le quedaba de paso, los podía dejar en su casa sin problema. El X'men agradeció pero se negó a aceptar la invitación, pero el sevillano insistió, y cuando se le metía algo en la cabeza, no había forma de quitárselo.
–Compadre ¿para qué quieres llevar a este hombre a su pueblo?- intenté disuadirlo –Todo esto ha sido muy emocionante y me gustaría que me explicase más cosas para mi reportaje. –Pero compadre si el hombre no quiere, por algo será ¿No crees?
Pero desoyendo mis consejos los trepó en su coche y se despidió calurosamente, como siempre, ya salía cuando mi mujer, con esa intuición femenina que la caracterizaba, tomó una planta de sábila, era una pequeña maceta con un fresco aloe y se la dio, el compadre la tomó y salió con
sus acompañantes en medio de la oscura noche.
Indeed, that night was literally terrifying. The noises did not take long to come, they were much louder. You could even hear the bricklayers moving the construction material, which was quite heavy, even so you could hear them stepping on the gravel, and the heavy wires and rebar, which were used to build walls.
As always, I didn't want to be left with any doubts and I went out to see if it was really that thing that was fighting against the X'men's work or someone who was taking advantage of our naivety and stealing the construction material. With machete in hand and fighting against a strong wind, I went out to look for where the noise was coming from, now it was moving quickly, but nothing, everything was in its place, then I heard plates and crockery breaking inside my house, I ran inside, but everything was quiet, my whole family had locked themselves in a single bedroom, when I entered they were all together and hugging each other, trembling with surprise at the surprising noises, but nothing was happening there.
Given the situation, we put the beds in a single bedroom, which was full of talismans and blessings that one of my brothers-in-law had decided to put there to protect us, and we all spent the night together.
My Friend German the Sevillian
Days later, during one of my friend's visits, he told me that he had to tell me what had happened to him for ignoring my advice. I listened to him attentively and this was what he told me.
"I went down the old road to the town of Kaua to drop off the X'men, but before that he asked me to stop in the middle of the road. When I stopped, he and his assistant got out so I could make amends and bury everything I had brought from the ritual. I didn't get out of the car and neither did the young man.
Intenté hacerles conversación pero me contestaban con monosílabos, a mí me inquietaba la presencia del joven que estaba sentado detrás de mí y no paraba de mirarme fijamente. Finalmente los deje en su casa que estaba cerca del camino y salí directo a Valladolid y después a Cancún.
Me quedaban veintidós kilómetros para llegar a Valladolid y de ahí ciento sesenta para Cancún.
Mientras conducía, me empecé a sentir inquieto, era como si el joven se hubiera quedado en el asiento trasero, pero con el retrovisor verifique que no hubiera nadie, la nuca se me erizaba constantemente, intenté distraerme, tratando de convencerme que estaba sugestionado con toda la parafernalia de ese día, pero empecé a sentir un miedo irracional, comencé a rezar, canté mantras, invoque a los ángeles y todo lo que se me pudo ocurrir en ese momento de desamparo.
En un momento dado y sin venir a cuento, con una gran fuerza algo tiro mi asiento hacia atrás, rompiendo el seguro y haciendo que el asiento se saliera enteramente del riel, dejándome apoyado en el suelo. Mi asiento se quedó unos centímetros más abajo y el volante me quedó más arriba, y fue tal el susto que casi pierdo el control del coche. Después sentí que algo, oscuro áspero y a la vez como viscoso y peludo, pasaba junto a mi brazo derecho y se fue directamente hacia el aloe.
Estaba aterrorizado, pero no me detuve, llevé el coche al máximo y en casi dos horas llegué a mi casa, encendí unos carbones y le quemé azufre, lo cerré muy bien coche y no quise saber más."
Germán estaba muy contrariado, veía como se le ponían los pelos de punta cuando me relataba la historia, en algún momento se le salieron las lágrimas, sobre todo cuando se dio cuenta que había puesto su vida en peligro. El reportaje nunca salió y no sé si esa fue la razón por la que dejo de escribir para el periódico.
Después de esos terribles días, decidí hacer unas averiguaciones, para saber si verdaderamente habían muerto los hermanos, y si la historia había sido cierta.
Al primero que fui a ver fue al vecino que cortaba leña. El me confirmó parte de la historia, cuando le pregunté porque cortaba leña tan temprano, él me contestó: –Pensé que era usted el que se levantaba a hacerlo. O sea que, ellos también lo escuchaban y todos pensábamos que eran los otros los que estaban cortando leña.
La historia completa, la pude verificar con varios de los vecinos que habían vivido por más tiempo en esa calle.
El asunto de los perros fue muy curioso, yo me traje un perro pastor alemán para que impidiera que los perros de los vecinos entraran y me dejaran todo sucio. Pero me enteré que los perros mayas no
ladraban a menos que avisaran de un peligro inminente y su presencia era para protegerme, el hecho de los excrementos era porque cuando el perro se asusta defeca.
El día del ritual que no vi a nadie en la calle, fue porque todos sabían que se iba a realizar una limpia de esa magnitud y los vecinos estaban temerosos, por esa razón se resguardaron.
Con el tiempo me vine a enterar que esa casa estaba en venta desde hace muchísimos años, pero nadie se atrevía a comprarla, porque por las noches la gente veía apariciones, fuegos fatuos, una mujer vestida de blanco que paseaba por el terreno, todo mundo cruzaba la calle, por el miedo que les ocasiona ese lugar. La dueña encontró en nosotros la forma de deshacerse del terreno.
Una tarde sentado frente al frondoso árbol de flamboyán, que podía ver desde la ventana de mi dormitorio, el cual se encontraba aun lado de la verja de entrada y del otro lado se encontraba el famoso pozo, que por cierto lo cubrimos con madera tanto para mantenerlo limpio, como para que no fuera a ver un accidente, me di cuenta de que, camuflado entre las hojas de los frondosos árboles, había un tronco que no tenía ramas, era como si lo hubiera desgajado, quemado y cortado en tajo por la mitad, estaba muerto. Despeje de ramas de los árboles para ver qué era ese tronco, y me di cuenta de que estaba talado de forma horrible, y supuse que ese era el tronco que la cosa usaba para hacerse notar. Así que mandé a arrancarlo de raíz.
No volvimos a escuchar ruidos, ni ninguna otra cosa, la gente del pueblo empezó a usar la acera para caminar y todo quedó como un mal sueño que duró varios meses. Pero yo ya no fui la misma persona, deje de ser un escéptico radical.
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