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El Desprecio por la Salud

Eduardo González Coeto • 22 de octubre de 2024

SI LO DESEA PUEDE ESCUCHAR EL AUDIO VER ABAJO.

Un precio muy alto a pagar y sin devolución



En nuestra sociedad actual, la salud se menciona con frecuencia, pero muchas veces se ve y se escucha con cierta desdén. La mayoría de las personas creen que cuidar la salud significa simplemente prevenir enfermedades, pero nada está más lejos de la realidad.

Es alarmante cómo muchas personas compran indiscriminadamente alimentos procesados y de supermercado cuidando solo el precio. Incluso las personas que invierten en productos ecológicos y bio, no se dan cuenta del grave peligro que acecha en sus propias cocinas. Utensilios llenos de toxinas como PFAS, BPA, aluminio, plomo, mercurio, entre otros, están en contacto diario con nuestros alimentos. Y esto es solo la punta del iceberg. Se suman los medicamentos consumidos indiscriminadamente, sin pensar en sus efectos a largo plazo. Al intentar hablar de estas realidades, a menudo te encuentras con incredulidad o excusas, como si la amenaza no fuera real.


Lo mismo ocurre con el agua. Usar agua del grifo puede ser dañino para nuestra salud. Se piensa que recoger agua directamente de la naturaleza es sinónimo de pureza, sin considerar los contaminantes naturales que son peligrosos y que pueden estar presentes. En algunos lugares, el agua de montaña no está adecuadamente filtrada por la naturaleza, ya que hay lugares con altos niveles de arsénico, el consumo de esta agua puede ser devastador para la salud a largo plazo.

 

¿Qué entendemos por "prevención"?

La prevención debería ir mucho más allá de medidas como añadir cloro al agua para purificarla, por ejemplo. Deberíamos crear hábitos verdaderamente saludables que no solo prevengan, sino que protejan nuestra salud de manera integral.


Es ingenuo pensar que podemos estar completamente exentos de consumir toxinas en algún momento. Todos respiramos una inmensa cantidad de sustancias tóxicas presentes en el ambiente, y el verdadero peligro radica en cómo estas toxinas se van acumulando en nuestro cuerpo. Creemos que, mientras no haya una "polución visible", estamos a salvo, pero esta acumulación lenta y constante es la que acaba por enfermarnos.

 

Las toxinas están en todas partes: agua, alimentos, ropa, cosmética. Nos exponemos diariamente a productos y sustancias que están destruyendo nuestra salud, y aun así muchos de estos elementos tóxicos son socialmente aceptados o ignorados y a las empresas les da igual el daño que estén provocando a todos los niveles de la salud y la sociedad.


Es crucial entender que "falta de salud" no es sinónimo de enfermedad. Nuestro cuerpo tiene sistemas de defensa y depuración, pero estos se saturan, especialmente a nivel celular. El sistema básico de Pischinger, un tejido que rodea nuestras células es vital para el intercambio de sustancias y la respuesta inmune. Cuando este espacio se ve saturado por toxinas, las células empiezan a fallar y los problemas de salud comienzan a surgir.


El impacto de los metales pesados ​​y otros contaminantes.

Las toxinas más peligrosas, como los metales pesados ​​(plomo, mercurio) y productos químicos industriales (BPA, PFAS), no se eliminan fácilmente del cuerpo. En lugar de ser expulsados, se acumulan en los tejidos y en los huesos como una medida de defensa del organismo. Esta acumulación lleva a un sinfín de enfermedades, desde afecciones musculares y alergias, hasta problemas hepáticos, renales, alteraciones del sistema inmune, disfunciones hormonales y sexuales, deterioro mental, envejecimiento prematuro y enfermedades degenerativas.

 

¿Qué podemos hacer?

Lo primero es tomar conciencia. Este es un problema real y silencioso que nos está enfermándonos poco a poco, mientras seguimos culpando a algún germen invisible.


Algunas medidas que podemos tomar:

  1. Elegir productos de cosmética libre de toxinas. Muchos productos convencionales contienen químicos peligrosos que ingresan directamente a nuestro cuerpo. Ten en cuenta los que usas para lavar tus utensilios de cocina y la ropa.
  2. Utilice utensilios de cocina libres de PFAS y aluminio. Este simple cambio puede hacer una diferencia crucial en la cantidad de toxinas que ingerimos diariamente. Intenta comprar y utilizar productos de cocina libres de Pfas sobre todo ollas, sartenes, etc.
  3. Filtrar adecuadamente el agua que consumimos y usamos en nuestro hogar. No solo debemos evitar el agua del grifo sin filtrar, sino también prestar atención al agua con la que lavamos nuestros dientes, los mismos utensilios y con la que preparamos nuestros alimentos.
  4. Tomar decisiones conscientes sobre los productos que entran en contacto con nuestro cuerpo. Ropa, cosmética y productos de limpieza están cargados de sustancias químicas que ignoramos y que, con el tiempo, saturan nuestro organismo.


Estos pasos básicos pueden tener un impacto profundo en nuestra salud a largo plazo. No se trata solo de evitar enfermedades, sino de proteger nuestra calidad de vida. Si deseas más información o necesitas orientación personalizada, no dudes en ponerte en contacto con el Dr. Eduardo González Coeto.

Por Eduardo González Coeto 20 de febrero de 2025
1. El dinero como energía En otros videos he mencionado que el dinero no es un objeto real como lo es la comida, una casa o la ropa. Más bien, podemos entenderlo como una forma de energía a la que le asignamos un valor. Este valor representa el esfuerzo, tiempo, conocimiento o solución de un problema, entre otros factores. Ejemplo práctico: Si realizas un trabajo freelance y recibes un pago digital, no hay un billete físico en tus manos, sino una transferencia de valor (energía) que se refleja en números en tu cuenta. Los billetes, monedas, metales preciosos o joyas son solo símbolos materiales que utilizamos para medir e intercambiar esta energía. Una vez que entiendas esto, comprendes que tú mismo eres quien genera esa energía y, por ende, tu riqueza. 2. La PNL y la valoración personal Para profundizar en esta idea de que “el dinero es lo que eres tú”, podemos apoyarnos en la Programación Neurolingüística (PNL). Esta herramienta nos ayuda a trabajar con nuestras creencias y comportamientos para desarrollar nuestro valor personal . Cuando hablamos de “valor”, no se trata solo de autoestima, sino de cómo te percibes a ti mismo en relación con los demás y con lo que le ofreces al mundo. 3. Vender es intercambiar energía Muchas veces, la palabra “ventas” tiene mala fama. Sin embargo, todos estamos constantemente vendiendo algo : nuestro tiempo, nuestras ideas, nuestro talento. En realidad, estamos intercambiando energía con otras personas. Cuando buscas empleo, vendes tus habilidades. Cuando buscas una relación, vendes (o muestras) tu forma de ser y tu compañía. Cuando ofreces un producto o servicio, vendes la solución que propones y la experiencia que das. La clave está en comprender que las personas toman decisiones basadas en sus emociones y en la satisfacción que obtienen, más que en las características técnicas de lo que les ofreces. Por lo tanto, “Vender es un acto de amor” Si partimos de la premisa de que la vida es un flujo constante de dar y recibir, entonces vender no es solo una transacción económica, sino un intercambio de valor, confianza y transformación. Tu pregunta final es clave: "¿Qué le ofreces a la vida más allá del dinero?". Esto invita a reflexionar sobre el propósito y la contribución que cada persona hace al mundo, reforzando la idea de que la riqueza no es solo material, sino también emocional, intelectual y espiritual. Cuando dejes de hacer las cosas solo por obtener dinero, verás que dejará de ser una prioridad. Tu verdadera prioridad debe ser encontrar la felicidad, porque, al final, ese es el propósito real de hacer riqueza. Si te obsesionas con acumular más dinero y más bienes creyendo que ellos te darán la felicidad, perderás el verdadero objetivo de tu existencia. El dinero y los objetos son solo herramientas, no el fin último. Cuando termine tu tiempo en esta vida, todo eso se quedará aquí. El dinero es una herramienta poderosa cuando está alineado con tu propósito, pero se convierte en una carga cuando es tu único objetivo. La verdadera riqueza no está en lo que acumulas, sino en lo que eres y en lo que compartes. Piensa en el dinero como el oxígeno: necesario para vivir, pero si solo te enfocas en él, te olvidarás de respirar la vida misma. Cuando vives con propósito, el dinero fluye naturalmente hacia ti, como el aire a tus pulmones cuando te relajas y confías en el proceso. Cuando pones tu energía en servir, crecer y aportar valor, el dinero llega como consecuencia, no como una obsesión. La clave está en encontrar tu misión, vivir con sentido y disfrutar el camino, sabiendo que la verdadera abundancia es un reflejo de lo que das al mundo. Has una lista de las 100 cosas que no te cuestan ni tienes que pagar por estas y otra de las que tienes que pagar y compáralas. Te llevarás una sorpresa. 4. El diagrama de Venn: Apertura, Demostración y Cierre Imagina un diagrama de Venn con dos círculos que se superponen ligeramente. Círculo izquierdo (Apertura): Se refiere a cómo inicias la comunicación o la relación. Círculo derecho (Cierre): Es la fase en la que concretas o finalizas la interacción (por ejemplo, cuando un cliente decide comprar, o una persona acepta tu propuesta). Zona de intersección (Demostración): Es donde presentas tu valor, escuchas a la otra persona y ajustas tu oferta (o tu actitud) a sus necesidades. Apertura: No puedes cerrar lo que antes no has abierto. Por eso, para que alguien te comprenda o te escuche, necesitas mostrar interés genuino , sonreír y practicar la empatía. Un ejemplo sencillo es romper el hielo con un comentario amable sobre algo que la otra persona trae puesto o una situación que comparten (mascota, evento, etc.). Evita ser invasivo o forzar la conversación; basta con un gesto cordial para empezar. Demostración: En esta fase muestras tu propuesta o tu valor. No es solo “hablar de ti”, sino escuchar activamente lo que la otra persona necesita y adaptar tu mensaje a ello. Cierre: Una vez que la persona comprende lo que ofreces, llega el momento de concretar. Puede ser un acuerdo, una compra o simplemente el paso a la siguiente fase de la relación (laboral, personal, etc.). Si no hubo una buena apertura ni demostraste con claridad tu valor, será difícil llegar a un cierre positivo. 5. ¿Qué es lo que vendes (o te vende a ti)? En situaciones de crisis, vender (o mostrar nuestro valor) se vuelve aún más importante. Cuando abunda el dinero, es más fácil esperar pasivamente a que las oportunidades lleguen. Sin embargo, en momentos de escasez, destacar con tu energía y tu propuesta se convierte en una necesidad. Recuerda que la gente no compra solo productos o servicios, compra la experiencia, la confianza y la emoción que percibe en tu oferta. 6. La “vibración” de tu negocio o entorno Si sientes que tu negocio o proyecto no avanza, pregúntate primero: ¿Cómo está mi actitud, mi forma de ver las cosas? ¿Estoy transmitiendo seguridad, pasión y energía positiva? Tu equipo o colaboradores tienden a alinearse con tu propia “vibración” (tu actitud, tu energía, tu estado emocional). Esto puede ocurrir tanto en un negocio como en la vida personal: atraemos lo que reflejamos . Si tú mismo no crees en tu proyecto, tu negocio lo reflejará. Si tienes empleados, ellos pueden terminar contagiándose de tu estado de ánimo o tu manera de trabajar. 7. Reflexión final y llamado a la acción “Puedes vivir en un paraíso, pero si insistes en convertirlo en un infierno, ¿cómo crees que te saldrán las cosas?” Lo primero que debes mejorar es tu relación contigo mismo y con la vida. Todo empieza con tu mentalidad y la forma en que te comunicas con los demás. Ejercicio sencillo Lista de cualidades: Anota en un papel tus principales fortalezas, tanto personales como profesionales. Identifica tu oferta: ¿Qué solucionas o qué aportas con esas cualidades? Practica la apertura: La próxima vez que conozcas a alguien, inicia la conversación con un interés genuino por la otra persona (un comentario amable o una pregunta sincera). Evalúa tu vibración: Observa si estás transmitiendo confianza, empatía y alegría. Si notas bloqueos, reflexiona en qué podrías mejorar. Recuerda: el dinero es energía y esa energía parte de ti. Ajustar tu actitud, tu forma de comunicar y tu apertura hacia los demás te ayudará a transformar tu valor personal en resultados concretos. ¡Mucho éxito en el camino! Dr. Eduardo González Coeto.
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