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¿Por qué nos cuesta tanto cambiar hábitos y tomar acciones nuevas?

DR. EDUARDO GONZÁLEZ COETO • 20 de septiembre de 2024

Romper con estos condicionamientos requiere que el cerebro, la mente y el cuerpo trabajen en conjunto

Cambiar implica una resistencia natural en todos los niveles de nuestro ser. Si no tomamos conciencia de ello, continuaremos automatizando funciones que a largo plazo pueden ser peligrosas.


El cerebro humano está diseñado, entre otras muchas funciones, para protegernos y mantenernos a salvo. Esta parte primitiva y ancestral, que nos ayuda a sobrevivir, tiene como prioridad conservar lo que ya conoce y funciona.  Así, aunque nos guste aprender, nuestro cerebro no discrimina fácilmente entre lo que es beneficioso o perjudicial. Cuando repetimos una acción, por muy negativa que sea, el cerebro la graba como un hábito.


Cambiar hábitos profundamente arraigados es un desafío porque están grabados en lo más profundo de nuestro sistema neuronal y celular. Muchas veces, sólo una experiencia traumática logra forzar un cambio radical.


Nuestra mente, que es la encargada de programar y reprogramar las funciones intelectuales de nuestra vida, puede tener muy claro lo que debemos cambiar. Sin embargo, si existe una resistencia fuerte por parte del cerebro, la mente tiene que luchar para implementar estos cambios. Este conflicto es aún más complejo cuando el hábito está asociado a una adicción, donde el esfuerzo para cambiar es titánico.


Además, nuestra visión de la realidad está condicionada por creencias y patrones aprendidos. Si nos han dicho que cierta forma de vida es la mejor, es difícil romper con estos condicionamientos, porque el cerebro utilizará el miedo para reforzar el status quo. Esta repetición de patrones lógicos puede hacernos creer que todo debe seguir funcionando bajo esas mismas reglas.


Romper con estos condicionamientos requiere que el cerebro, la mente y el cuerpo trabajen en conjunto. Cuando hablamos de la memoria celular, nos referimos al ADN, que actúa como un registro de órdenes y programas que guían la respuesta de nuestras células ante diversas circunstancias.


Cambiar implica una resistencia natural en todos los niveles de nuestro ser. Si no tomamos conciencia de ello, continuaremos automatizando funciones que a largo plazo pueden ser peligrosas.


Una herramienta poderosa para generar este cambio es el sistema TBQ gENiO SAPIENS, que ayuda a reentrenar y reeducar los aspectos clave de nuestra vida. Con este enfoque, es posible superar las barreras que nuestro propio cerebro y condicionamientos han impuesto, y así abrirnos a una nueva forma de ser.


Escuchar la inteligencia del cuerpo para reconocer el cambio necesario

A pesar de que nuestro cerebro y cuerpo funcionan bajo ciertos paradigmas, es fundamental aprender a escuchar las señales que el cuerpo nos envía. El cuerpo tiene su propia inteligencia, diferente de la cognición racional, y muchas veces nos proporciona pistas importantes de que algo no está bien, aunque nuestras acciones sean automáticas o estén profundamente aprendidas.


Con el tiempo, tanto el cerebro como el cuerpo van cambiando debido al desgaste natural de nuestras funciones. Esto es parte de un programa biológico que responde a los roles y paradigmas impuestos, especialmente en nuestra vida moderna. Sin embargo, el cuerpo comienza a enviar señales —en forma de dolores, síntomas y malestares— indicándonos que algo no está funcionando correctamente y que es necesario un cambio.


A pesar de estas advertencias, solemos ignorarlas, priorizando otras obligaciones. Estamos condicionados a posponer nuestra salud, inventando excusas para no enfrentarnos a la necesidad de cuidarnos. Esta tendencia a poner todo antes que nuestro bienestar refleja una falta de amor propio y una irresponsabilidad hacia nuestra propia vida.


Ignorar estas señales es peligroso, no solo porque afecta nuestra salud personal, sino también porque el impacto se extiende a nuestro entorno familiar. Cuando no nos cuidamos a nosotros mismos, los desenlaces afectan a todos aquellos que dependen de nosotros.


La propuesta de TBQ gENiO SAPIENS: cuidar de nuestra salud de manera integral


La propuesta de TBQ gENiO SAPIENS no se limita a reparar daños físicos o emocionales, sino que pone a la persona en el centro, valorando su salud en todos los niveles. Este sistema ofrece herramientas para cuidarnos, monitorizar nuestras funciones y detectar a tiempo posibles riesgos o desequilibrios. La clave está en dejar de pensar que somos simples engranajes de un sistema mayor. Nada está por encima de nuestra verdadera salud.


Si usted es de las personas que considera que su salud es secundaria frente a las obligaciones del trabajo, la familia o cualquier otra prioridad, debería reconsiderar su enfoque. Es muy probable que algo esté comenzando a gestarse en su cuerpo y mente que aún no percibe, pero que en el futuro será más difícil de resolver.


TBQ gENiO SAPIENS no solo repara; actúa de manera preventiva, ayudando a reentrenar el cerebro, reeducar las emociones y equilibrar el cuerpo, lo que facilita una transformación integral. Cuidar de nuestra salud comienza con la toma de conciencia y una acción oportuna. No lo deje para después.


Por Eduardo González Coeto 20 de febrero de 2025
1. El dinero como energía En otros videos he mencionado que el dinero no es un objeto real como lo es la comida, una casa o la ropa. Más bien, podemos entenderlo como una forma de energía a la que le asignamos un valor. Este valor representa el esfuerzo, tiempo, conocimiento o solución de un problema, entre otros factores. Ejemplo práctico: Si realizas un trabajo freelance y recibes un pago digital, no hay un billete físico en tus manos, sino una transferencia de valor (energía) que se refleja en números en tu cuenta. Los billetes, monedas, metales preciosos o joyas son solo símbolos materiales que utilizamos para medir e intercambiar esta energía. Una vez que entiendas esto, comprendes que tú mismo eres quien genera esa energía y, por ende, tu riqueza. 2. La PNL y la valoración personal Para profundizar en esta idea de que “el dinero es lo que eres tú”, podemos apoyarnos en la Programación Neurolingüística (PNL). Esta herramienta nos ayuda a trabajar con nuestras creencias y comportamientos para desarrollar nuestro valor personal . Cuando hablamos de “valor”, no se trata solo de autoestima, sino de cómo te percibes a ti mismo en relación con los demás y con lo que le ofreces al mundo. 3. Vender es intercambiar energía Muchas veces, la palabra “ventas” tiene mala fama. Sin embargo, todos estamos constantemente vendiendo algo : nuestro tiempo, nuestras ideas, nuestro talento. En realidad, estamos intercambiando energía con otras personas. Cuando buscas empleo, vendes tus habilidades. Cuando buscas una relación, vendes (o muestras) tu forma de ser y tu compañía. Cuando ofreces un producto o servicio, vendes la solución que propones y la experiencia que das. La clave está en comprender que las personas toman decisiones basadas en sus emociones y en la satisfacción que obtienen, más que en las características técnicas de lo que les ofreces. Por lo tanto, “Vender es un acto de amor” Si partimos de la premisa de que la vida es un flujo constante de dar y recibir, entonces vender no es solo una transacción económica, sino un intercambio de valor, confianza y transformación. Tu pregunta final es clave: "¿Qué le ofreces a la vida más allá del dinero?". Esto invita a reflexionar sobre el propósito y la contribución que cada persona hace al mundo, reforzando la idea de que la riqueza no es solo material, sino también emocional, intelectual y espiritual. Cuando dejes de hacer las cosas solo por obtener dinero, verás que dejará de ser una prioridad. Tu verdadera prioridad debe ser encontrar la felicidad, porque, al final, ese es el propósito real de hacer riqueza. Si te obsesionas con acumular más dinero y más bienes creyendo que ellos te darán la felicidad, perderás el verdadero objetivo de tu existencia. El dinero y los objetos son solo herramientas, no el fin último. Cuando termine tu tiempo en esta vida, todo eso se quedará aquí. El dinero es una herramienta poderosa cuando está alineado con tu propósito, pero se convierte en una carga cuando es tu único objetivo. La verdadera riqueza no está en lo que acumulas, sino en lo que eres y en lo que compartes. Piensa en el dinero como el oxígeno: necesario para vivir, pero si solo te enfocas en él, te olvidarás de respirar la vida misma. Cuando vives con propósito, el dinero fluye naturalmente hacia ti, como el aire a tus pulmones cuando te relajas y confías en el proceso. Cuando pones tu energía en servir, crecer y aportar valor, el dinero llega como consecuencia, no como una obsesión. La clave está en encontrar tu misión, vivir con sentido y disfrutar el camino, sabiendo que la verdadera abundancia es un reflejo de lo que das al mundo. Has una lista de las 100 cosas que no te cuestan ni tienes que pagar por estas y otra de las que tienes que pagar y compáralas. Te llevarás una sorpresa. 4. El diagrama de Venn: Apertura, Demostración y Cierre Imagina un diagrama de Venn con dos círculos que se superponen ligeramente. Círculo izquierdo (Apertura): Se refiere a cómo inicias la comunicación o la relación. Círculo derecho (Cierre): Es la fase en la que concretas o finalizas la interacción (por ejemplo, cuando un cliente decide comprar, o una persona acepta tu propuesta). Zona de intersección (Demostración): Es donde presentas tu valor, escuchas a la otra persona y ajustas tu oferta (o tu actitud) a sus necesidades. Apertura: No puedes cerrar lo que antes no has abierto. Por eso, para que alguien te comprenda o te escuche, necesitas mostrar interés genuino , sonreír y practicar la empatía. Un ejemplo sencillo es romper el hielo con un comentario amable sobre algo que la otra persona trae puesto o una situación que comparten (mascota, evento, etc.). Evita ser invasivo o forzar la conversación; basta con un gesto cordial para empezar. Demostración: En esta fase muestras tu propuesta o tu valor. No es solo “hablar de ti”, sino escuchar activamente lo que la otra persona necesita y adaptar tu mensaje a ello. Cierre: Una vez que la persona comprende lo que ofreces, llega el momento de concretar. Puede ser un acuerdo, una compra o simplemente el paso a la siguiente fase de la relación (laboral, personal, etc.). Si no hubo una buena apertura ni demostraste con claridad tu valor, será difícil llegar a un cierre positivo. 5. ¿Qué es lo que vendes (o te vende a ti)? En situaciones de crisis, vender (o mostrar nuestro valor) se vuelve aún más importante. Cuando abunda el dinero, es más fácil esperar pasivamente a que las oportunidades lleguen. Sin embargo, en momentos de escasez, destacar con tu energía y tu propuesta se convierte en una necesidad. Recuerda que la gente no compra solo productos o servicios, compra la experiencia, la confianza y la emoción que percibe en tu oferta. 6. La “vibración” de tu negocio o entorno Si sientes que tu negocio o proyecto no avanza, pregúntate primero: ¿Cómo está mi actitud, mi forma de ver las cosas? ¿Estoy transmitiendo seguridad, pasión y energía positiva? Tu equipo o colaboradores tienden a alinearse con tu propia “vibración” (tu actitud, tu energía, tu estado emocional). Esto puede ocurrir tanto en un negocio como en la vida personal: atraemos lo que reflejamos . Si tú mismo no crees en tu proyecto, tu negocio lo reflejará. Si tienes empleados, ellos pueden terminar contagiándose de tu estado de ánimo o tu manera de trabajar. 7. Reflexión final y llamado a la acción “Puedes vivir en un paraíso, pero si insistes en convertirlo en un infierno, ¿cómo crees que te saldrán las cosas?” Lo primero que debes mejorar es tu relación contigo mismo y con la vida. Todo empieza con tu mentalidad y la forma en que te comunicas con los demás. Ejercicio sencillo Lista de cualidades: Anota en un papel tus principales fortalezas, tanto personales como profesionales. Identifica tu oferta: ¿Qué solucionas o qué aportas con esas cualidades? Practica la apertura: La próxima vez que conozcas a alguien, inicia la conversación con un interés genuino por la otra persona (un comentario amable o una pregunta sincera). Evalúa tu vibración: Observa si estás transmitiendo confianza, empatía y alegría. Si notas bloqueos, reflexiona en qué podrías mejorar. Recuerda: el dinero es energía y esa energía parte de ti. Ajustar tu actitud, tu forma de comunicar y tu apertura hacia los demás te ayudará a transformar tu valor personal en resultados concretos. ¡Mucho éxito en el camino! Dr. Eduardo González Coeto.
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